" La descripción y la narración son dos aspectos del modo de ser del cuento en el mundo literario, de igual manera que el cuerpo y el alma son dos aspectos del modo de ser del hombre en el mundo real."
El fragmento citado pertenece a " Teoría y Técnica del Cuento " ,de Enrique Anderson Imbert . Es evidente que para este cuentista y ensayista argentino la descripción y la narración son dos operaciones que no pueden ser disociadas . Pero antes de continuar con Anderson Imbert , conviene proporcionar una definición de estas dos operaciones que , en la construcción de un cuento o un relato , son llevadas a cabo de un modo natural . Pero soy insistente en lo provechoso que puede resultar para alguien que escribe detenerse en algún momento a reflexionar sobre los diferentes aspectos que hacen a una ficción .
Definamos Narración y Descripción
O cuando menos, nos acerquemos a estas dos operaciones por separado , para luego asociarlas .
Narración:
La narración es el acto de contar una serie de eventos o experiencias, generalmente relacionados entre sí, con el propósito de transmitir una historia. Incluye la introducción de personajes, el desarrollo de la trama, y la resolución de conflictos, proporcionando una estructura temporal que guía al lector o espectador a través de los acontecimientos.
Descripción:
La descripción es el proceso de detallar las características físicas, emocionales o sensoriales de un objeto, persona, lugar o experiencia. Su objetivo es crear una representación vívida y evocadora que permita al lector visualizar y comprender con precisión lo que está siendo descrito. La descripción se centra en proporcionar detalles específicos para enriquecer la comprensión y la apreciación del lector.
Para analizar estos dos procedimientos que conforman la esencia de un cuento , transcribo la continuidad del texto citado en primer término y que pertenece , como ya lo aclaré , al libro " Teoría y Técnica del Cuento " . Cabe destacar que su autor le otorga primacía a la narración sobre cualquier otro elemento de un cuento . Diálogos , punto de vista , escenario y descripción de ambientes , personas u objetos deben estar subordinados a la acción . El ejemplo que cita al final avala esta teoría .
Narración y descripción
Desde la mirada de Enrique Anderson Imbert
" A primera vista Narración y Descripción se diferencian en que la primera trata de notables cambios en personajes, situaciones, circunstancias y por el contrario la segunda trata de cosas que no cambian o cambian apenas.
La temporalidad de una narración es más intensa que la de una descripción. Por contraste, las descripciones nos impresionan como más espaciales, aunque sabemos que también son temporales: la percepción de un relámpago dura poco pero dura, y más todavía dura el proceso lingüístico de describirlo con una serie de palabras.
Sin embargo, en el habla corriente el verbo «narrar» se usa siempre con referencia a acontecimientos en el curso del tiempo cuyos agentes son seres humanos (o animales personificados). Fuera de la Literatura usamos ese verbo en la Historia.
Decimos que Fryda Schultz de Mantovani narra el cuento «Una gata como hay pocas» pero también decimos que narra su historia del cuento infantil en Sobre las hadas.
El verbo «describir», por el contrario, se aplica, en el lenguaje corriente, no sólo a las contingencias cambiantes de la Literatura y la Historia (se describe un paisaje, una batalla) sino también a los fenómenos de repetición estudiados por las ciencias físiconaturales (se describe una molécula, una bacteria) y aun a las generalidades, abstracciones y teorías (se describe un teorema, un sintagma, un sistema filosófico). Aprimera vista parecería que una descripción puede estar exenta de elementos narrativos pero que una narración tiene forzosamente que describir. Un diccionario describe el significado de una palabra: «Agorafobia, sensación anormal de angustia ante los espacios abiertos y, especialmente, en calles y plazas amplias.»
Esta descripción no narra. Veamos, por el contrario, lo descriptivo de una narración:
«Me bañé, afeité, vestí; me miré al espejo. "¡Vamos!", le dije a mi agorafobia, y salimos juntos a dar un paseo por el parque» (C). Descriptivos son aquí los verbos de movimiento y los sustantivos (éstos, aunque no están calificados por adjetivos, evocan la escena de una animación de lo inanimado). «Es más fácil describir sin contar —opina Gérard Genette en Frontieres du récit— que contar sin describir, acaso porque los objetos pueden existir sin movimiento pero no el movimiento sin objetos.» De esta opinión podría deducirse —y hay quienes lo han hecho— que la descripción representa objetos y la narración acciones... Es lo que dicen pero al leer cuentos encuentro que la descripción de objetos hace visible la acción .
Esta función visualizadora puede cumplirse en varios grados y modos, desde la mera ojeada a un lugar y una hora hasta la mirada atenta a un ambiente que influye con fuerza en el dinamismo de una trama. En algunos cuentos —por ejemplo, en los que tienen forma de poemas en prosa— la función visualizadora se extiende por todas sus páginas. Sin embargo, aun en los poemas en prosa del período más esteticista —Aloysus Bertrand, Charles Baudelaire, Oscar Wilde, Rubén Darío y, en la Argentina, Leopoldo Lugones— la descripción suele estar al servicio de una acción, por escueta que sea. Si no lo está, el poema en prosa es lírico, no narrativo. Por definición, en el arte de narrar lo que domina siempre es la narración (perdón por la tautología, pero es que las definiciones son irremediablemente tautológicas).
En algunas ocasiones el narrador, no ya en poemas en prosa, sino en cuentos de intención menos estetizante, se esfuerza en narrar con puras descripciones. El experimento es muy travieso porque prueba que esas descripciones quedan absorbidas por la acción o constituyen una acción. En nuestra lengua el primero en hacerlo de una manera programática, sistemática, fue Azorín. Recuérdense, por ejemplo, los «relatos» de Pueblo. Novela de los que trabajan y sufren.
Sustantivos u oraciones nominales van describiendo los objetos que rodean al obrero o que el obrero usa. Los obreros no aparecen pero el lector los imagina en el hueco que los objetos dejan. Es un mundo
objetivo cuyas formas se pliegan a la humanidad ausente. En un cuento de Antonio Di Benedetto, «El abandono y la pasividad», el narrador describe cosas, nada más que cosas. No vemos a los personajes —son invisibles— pero están ahí puesto que mueven las cosas. El lector infiere que una mujer empaca valijas, deja un mensaje escrito y se va. Pasa el tiempo (¿en la conciencia de quién?). Una pedrada rompe el vidrio de la ventana, un golpe de viento vuelca un vaso de agua y sopla el mensaje, empapado, al suelo. El lector infiere que después entra un hombre, enciende la luz eléctrica, pisa el papel, lo levanta, trata de leerlo pero no puede porque el agua ha borrado la tinta, hace su valija y se va. Las cosas vistas —y sólo se ven cosas, no personas— dan la impronta del fracaso amoroso de una pareja. La diferencia señalada de algunos teóricos —la narración como sucesiones en el tiempo, la descripción como simultaneidad es en el espacio— es falsa, y su falsedad es más patente que nunca en cuentos fuertemente descriptivos. En el de Di Benedetto los objetos descritos se alteran, se modifican porque se está narrando con ellos. Ofrecen un espectáculo pero no «simultáneo como un cuadro espacial» sino «sucesivo como un drama temporal».
Describimos y narramos con el mismo proceso del lenguaje, ordenado en palabras en el tiempo. Ni siquiera es cierto que haya una diferencia —pese a lo que Genette dice en la obra citada— entre la narración «que restituye, en la sucesión temporal de su discurso, la sucesión igualmente temporal de los acontecimientos», y la descripción que «debe modelar dentro de la sucesión [del lenguaje] la representación de objetos simultáneos y yuxtapuestos en el espacio». Un cuento de detectives es fuertemente temporal, puesto que nos da la doble serie de la perpetración de un asesinato y de la investigación que lleva a identificar al asesino, y allí la narración y la descripción son una y la misma cosa. Los detalles descriptivos son inventariados como parte de la acción: la minuciosa descripción de los objetos, el arreglo de una habitación, etc. muestran las pistas necesarias para la solución del problema criminológico " .
Enrique Anderson Imbert fue un destacado escritor y crítico literario argentino nacido el 12 de febrero de 1910 y fallecido el 6 de diciembre de 2000. Reconocido por sus contribuciones a la literatura y la crítica, Imbert se especializó en el género de cuento. También fue profesor universitario y desempeñó un papel crucial en la difusión de la literatura latinoamericana. Su obra abarca desde ensayos literarios hasta ficción, consolidando su posición como una figura influyente en la escena literaria de América Latina.
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