El hombre del sobretodo Como todos los viernes, Vildocita fue temprano al bar. Tenía la costumbre de llegar apenas abría. En cuanto el bar abría, él entraba y se dirigía a la mesa contigua a la vidriera. Se sentaba de tal manera que tuviera la mejor vista hacia afuera. Vildocita —su apodo derivaba de conjugar su apellido con la palabra cervecita— parecía un espectador de cine. Tomar una cerveza mientras miraba hacia la calle y a quienes la caminaban era su dicha; una modesta dicha que se procuraba trabajando en los diversos oficios que ejercía: un día podía ser albañil, y al siguiente, carpintero. Aunque en más de una ocasión se había jactado de que, de haber tenido constancia y fuerza de voluntad, habría sido un buen vendedor, como lo había sido su padre. Pero a poco de comenzar en esa profesión, desistía. No podía hacer nada contra el rechazo que le producía verse vestido como su padre, caminando como él, hablando como él. Vildocita era conocido por todos, per...
Espacio dedicado al cine y a la literatura . Mis dos pasiones . "Escucho y olvido, veo y recuerdo, escribo y entiendo." Proverbio chino